En pleno centro de Sevilla, en una calle aledaña a la calle Sierpes, se encuentra esta joya del barroco sevillano, la Capilla de San José, conocida en la ciudad como "La capillita de San José" por sus escasas dimensiones.
Su construcción, sobre el solar en el cual se levantaba el antiguo hospital del gremio de carpinteros, dio lugar a un pleito entre este gremio y el de los arquitectos, los segundos reclamaban, no sin razón que los primeros no estaban autorizados a levantar planos de edificios. Fue construida entre 1699 y 1766 y en ella intervinieron dos de los mejores arquitectos del momento en dos fases bien diferenciadas, Pedro Romero ( 1699-1717 nave principal y decoración ) y Esteban Paredes ( 1747-1766 Capilla Mayor y la portada de los pies de la nave ).
Está adscrita a la Basílica de San Juan de Letrán de Roma, gozando de las mismas gracias e indulgencias que aquella; en 1912 fue declarada bien de interés artístico, lo que da muestra de la valía que atesora esta recoleta capilla sevillana. De su cuidado y misas se encargan frailes capuchinos. Lo que no pudo el paso del tiempo, las desamortizaciones, la ocupación francesa y otras calamidades lo pudo la II república que origino daños importantes en el artesonado y pinturas de las bóvedas al sufrir la capilla un incendio intencionado.
Teniendo en cuenta el pequeño tamaño de la iglesia sorprende la monumentabilidad de la portada a los pies de la nave. Construida en ladrillo y azulejo, al estilo barroco está organizada en dos cuerpos. En el interior, de vano adintelado, hay dos esculturas a los lados de la puerta, santa Ana con la Virgen Niña y San Joaquín. Pilastras en los laterales sostienen el segundo cuerpo, el superior, con la imagen de San José en una hornacina de Lucas Valdés ( 1.716 ). Dos medallones con relieves a ambos lados de Santo completan el cuerpo. Corona la fachada una espadaña de dos cuerpos recubierta de azulejos.
Está adscrita a la Basílica de San Juan de Letrán de Roma, gozando de las mismas gracias e indulgencias que aquella; en 1912 fue declarada bien de interés artístico, lo que da muestra de la valía que atesora esta recoleta capilla sevillana. De su cuidado y misas se encargan frailes capuchinos. Lo que no pudo el paso del tiempo, las desamortizaciones, la ocupación francesa y otras calamidades lo pudo la II república que origino daños importantes en el artesonado y pinturas de las bóvedas al sufrir la capilla un incendio intencionado.
Teniendo en cuenta el pequeño tamaño de la iglesia sorprende la monumentabilidad de la portada a los pies de la nave. Construida en ladrillo y azulejo, al estilo barroco está organizada en dos cuerpos. En el interior, de vano adintelado, hay dos esculturas a los lados de la puerta, santa Ana con la Virgen Niña y San Joaquín. Pilastras en los laterales sostienen el segundo cuerpo, el superior, con la imagen de San José en una hornacina de Lucas Valdés ( 1.716 ). Dos medallones con relieves a ambos lados de Santo completan el cuerpo. Corona la fachada una espadaña de dos cuerpos recubierta de azulejos.
Tiene una planta rectangular con una sola nave y crucero, que no se aprecia desde el exterior. La bóveda de la nave es de cañón con lunetos y se apoya en un entablamento con ménsulas. El crucero tiene una cubierta ovalada rematada en una linterna ciega.
El retablo mayor, de estilo barroco, es de Cayetano de Costa, está compuesto por un banco, tres calles separadas por estípites y ático superior. En 1694 se data la imagen de San José colocada en el centro del retablo, en un hornacina, obra de Agustín de Perea. Alrededor de la hornacina se encuentran ángeles y serafines entre nubes.
El retablo mayor, de estilo barroco, es de Cayetano de Costa, está compuesto por un banco, tres calles separadas por estípites y ático superior. En 1694 se data la imagen de San José colocada en el centro del retablo, en un hornacina, obra de Agustín de Perea. Alrededor de la hornacina se encuentran ángeles y serafines entre nubes.
En el lado del evangelio, izquierda del altar mayor, en el propio crucero, hay un retablo, también barroco, es el altar de Nuestra Señora de las Tres Avemarías. En la hornacina central esta la Coronación de la Virgen por la Santísima Trinidad en rompimiento de gloria, obra de Joaquín Bilbao Martínez. En la parte superior hay un busto de San Leandro, a la derecha San Francisco de Asís con crucifijo en la mano y a la izquierda una escultura de la muerte de San José, con Jesús y María, obra de Pedro Roldán que se encuentra en una hornacina.
En el lado de la epístola, también en el crucero, el retablo está alrededor de la puerta de la Sacristía. a la izquierda figura un Niño Jesús y un Nacimiento dentro de una hornacina, a la derecha una imagen de San Isidoro.
Existen otros dos retablos a ambos lados de la nave central, el del Evangelio es el altar de los Desposorios de San José y la Virgen María, obra representada en un medallón que lo preside. En el lado de epístola, frente a este primer altar, se encuentra el altar de San Joaquín, Santa Ana y la Virgen Niña, representa a Santa Ana enseñando a leer a María mientras las contempla San José.
Existen otros dos retablos a ambos lados de la nave central, el del Evangelio es el altar de los Desposorios de San José y la Virgen María, obra representada en un medallón que lo preside. En el lado de epístola, frente a este primer altar, se encuentra el altar de San Joaquín, Santa Ana y la Virgen Niña, representa a Santa Ana enseñando a leer a María mientras las contempla San José.
Merece destacar la imagen de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado, popularmente conocido como Cristo de Medinaceli, que recibe culto en esta capilla, es otra del siglo XX de Agustín Sánchez , el cual se encuentra en un altar situado a los pies de la nave a la izquierda de la puerta de entrada.
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