Hornacina con busto Pedro I - Sevilla |
Pedro I " El Cruel ", o " El Justiciero ", según quien hable de él, fue un monarca español nacido en Burgos en 1.334 y fallecido en Montiel en 1.369 que accedió al trono de Castilla en 1.350 y lo mantuvo hasta su muerte.
Durante su reinado se mantuvo una dura pugna entre los defensores de que el trono le correspondía él, hijo legítimo de Alfonso XI y María de Portugal, hija de Alfonso IV de Portugal, y aquellos que deseaban el trono para alguno de los hijos bastardos de su padre, concretamente Enrique de Trastamara o Fadrique Alfonso de Castilla, ambos hijos de Leonor de Guzman, con quien el Rey había concebido 10 hijos.
Cuentan las crónicas que la familia de los Guzmanes, aliados de la rama bastarda al trono, lanzaban de continuo injurias contra el Rey, el cual, prudentemente no les hacía presos para no enervar a sus opositores y provocar una reacción airada que podría derivar en una guerra civil para obtener el trono que ostentaba. Asi pues, sabiendo q uno de ellos, recorría cierta calle después de haber visitado a una de sus amantes, salió a su encuentro una noche y lo retó a duelo.
El Rey mucho más hábil con la espada asestó un golpe mortal a su oponente dejándolo moribundo en la calle.
Cuenta la historia que al ruido del duelo una de las vecinas de la calle, q vivía sobre una carbonería, salió a la ventana con un candil, y al observar la riña y quienes reñían, viendo al Rey matar al rival, de los nervios el candil cayó al suelo, delatando su presencia, por lo que quedó bastante asustada por posibles represalias del monarca.
Palacio Pedro I, Alcazar de Sevilla |
Fue su hijo al día siguiente, viéndola en ese estado el que le preguntó que sucedía, contándole ella la historia de la noche anterior.
Mientras, los Guzmanes, desconociendo el nombre de quien había dado muerte a su familiar, fueron a palacio a solicitar justicia al Rey, el cual, para congraciarse con ellos prometió q localizado el asesino haría colgar su cabeza en una pica y colocarla en el lugar de los hechos para escarmiento público, lanzando un edicto para que quien supiese algo acudiese a su presencia a contarlo.
El hijo de la única testigo del asesinato acudió a palacio y pidió ser visto por el Rey alegando que tenía datos acerca del incidente. Ya en presencia del Rey este le ordenó que contase quien era el asesino, pero el joven, en evitación de problemas no quiso decirlo de viva voz al haber otras personas en la sala, valiéndose de una treta para informar al monarca. El joven dijo al Rey que si miraba por "aquella ventana" vería al asesino, en realidad la ventana no era sino un espejo que, en efecto, reflejó la imagen de Pedro I, el cual viéndose dio veracidad a la declaración del muchacho, le entregó la recompensa y le ordenó que bajo ningún concepto comentase a nadie lo que del incidente conocía, bajo pena de muerte.
Cuadro imagen Pedro I |
Pedro I, al objeto de cumplir su palabra, ordenó colocar en el lugar donde de había producido la riña un cajón, en una hornacina, la cual enrejo, indicando que ahí estaba la cabeza del asesino pero que no podía ser descubierta hasta su fallecimiento. En el lugar muchísimos sevillanos esperaban ansiosos por ver el rostro del asesino pues el tema había corrido como la pólvora por la ciudad, pero todos quedaron defraudados pues o vieron ni la cabeza cortada ni la identidad del culpable.
El vulgo comenzó entonces a llamar a aquella calle "Calle del Candilejo", ignorando su nombre original, cosa muy propia en Sevilla, donde la denominación de buena parte del callejero viene originada por sucesos acontecidos antaño, habiéndose formado una toponímia no oficial que a la postre era oficializada por el ayuntamiento.
Pasaron los años y Pedro I murió en una guerra en la cual luchaba contra su hermanastro bastardo Enrique de Trastamara. Los Guzmanes apoyaron a este último y al regresar a Sevilla, ya sin el Rey en ella se hicieron dueños de la ciudad.
Una de sus primeras órdenes fue retirar la reja que impedía el acceso al cajón donde se encontraba la cabeza del asesino de su familiar, tenían ganas de poder saber por fin quien era. Abierta la caja fue encontrado un busto del propio Rey que en su día había mandando cortarlo de una de las estatuas que en el Alcazar de conservaban de él mismo.
No pudiendo hacer nada, por respeto al anterior Rey y para no afrentar a Enrique de Trastamara, en definitiva hermano del mismo, Tello Guzmán ordenó colocar el busto de nuevo en la hornacina, pero esta vez al descubierto para que pudiese ser visto por todo el pueblo de Sevilla.
Como era de esperar la calle comenzó a ser llamada a partir de entonces " Cabeza del Rey Don Pedro ", nombre que hoy en día es la oficial de la calle.
Rótulo calle Cabeza del Rey Don Pedro - Sevilla |
Rótulo calle Candilejo - Sevilla |
Calle Cabeza del Rey Don Pedro - Sevilla |
Calle Candilejo - Sevilla |