"La nozze di Fígaro" en italiano, "Las bodas de Fígaro "es una ópera bufa compuesta por W.A. Mozart en 1785-1786. Considerada una de las más importantes piezas del bel canto, está entre las 5 óperas más representadas en el mundo durante el siglo actual. Ni que decir tiene que la trama se desarrolla en Sevilla durante el S. XVIII.
El libreto es obra de Lorenzo da Ponte. Fue
el propio Mozart quien le sugirió el tema. Se inspiraba en la comedia Le mariage de Figaro de Pierre Augustin Caron de Beaumarchais, que se estrenó en 1784 en Viena. Curioso que el Emperador José II de Harsburgo autorizó que se representase la obra, aún cuando estaba prohibida su representación en teatro debido a las alusiones políticas y sociales que en ella se vertían.
Para fijar un lazo de
unión entre “El barbero de Sevilla” y “Las bodas de Fígaro”, valga
consignar que en la primera Fígaro es el barbero, “el factotum” que
burla a Don Bartolo, el severo guardián de Rosina y quien facilita el
camino para que el Conde de Almaviva consiga casarse con ella.
Ha pasado el tiempo y
en “Las bodas de Fígaro” Rosina se ha convertido en la Condesa de
Almaviva y Fígaro es el criado oficial del Conde. Fígaro y Susana,
criada de la Condesa Rosina, son ahora novios y van a casarse.
Con menos protagonismo,
aparecen también en “las bodas de Fígaro” Don Bartolo, doctor al
servicio del Conde, y Don Basilio, el intrigante maestro de música.
Aumenta su protagonismo, en cambio, la criada Marcelina.
La ópera se estructura en:
- Piezas individuales (diez arias, dos cavatinas y una arieta),
- Números
de conjunto (cinco duetinos, un dúo, dos tríos, un sexteto, tres coros y
tres conjuntos finales)
- Conde Almaviva, aristócrata sevillano ( barítono lírico )
- Condesa Rossina de Almaviva, Noble, esposa anterior ( soprano ),
- Sussana, criada de la condesa y prometida Fígaro ( soprano ),
- Fígaro, criado del conde ( bajo barítono )
- Cherubino, paje del conde ( mezzosoprano )
- Marcellina, criada de la condesa ( mezzosoprano )
- Don Bartolo, médico y abogado ( bajo bufo ),
- Don Basilio, profesor de música ( tenor ligero )
- Don Curzio, notario ( tenor ),
- Antonio, jardinero ( bajo )
- Barbarina, hija de Antonio ( soprano )
ARGUMENTO OBRA
Una
habitación en el palacio del conde. Fígaro y Susana están planeando su
próxima boda
Como
ella se lamenta de que el Conde la molesta con sus galanteos y
requerimientos amorosos, Fígaro la tranquiliza asegurándole que eso no
se repetirá, pues el Conde ha prometido no engañar más a su esposa.
Los
interrumpe la vieja ama de llaves Marcelina, afirmando que alguna vez
Fígaro le dio la palabra de matrimonio y exige ahora que éste cumpla su
compromiso. Como testigo del hecho trae al doctor Bartolo, quien
certifica el embuste para vengarse de un antiguo agravio que Fígaro le
infirió.
Mientras
Susana y Marcelina discuten acaloradamente, aparece el paje Querubino,
que ronda el palacio por estar enamorado de la doncella Barbarina, e
interviniendo en la disputa trata de defender a Susana.
La súbita llegada del Conde interrumpe la contienda, obligando a paje a esconderse detrás de un sillón.
Pero
al entrar más gente en la sala el Conde también debe esconderse,
haciéndolo precisamente en el mismo sillón en que se encuentra
Querubino.
El Conde se refugia debajo del mueble, cubierto por un vestido que Susana extiende para disimularlo.
Al fin, ambos son descubiertos y el Conde arroja airadamente al tímido paje de su casa, obligándolo a reclutarse en el ejército.
ACTO SEGUNDO
Alcoba
de Rosina, Condesa de Almaviva. Esta deplora las continuas
infidelidades de su esposo. Decidiendo atraparlo in fraganti, trama una
farsa que ha de servirle de escarmiento y lección, ayudada por su
sirvienta Susana.
Ambas
introducen en la habitación al paje Querubino y comienzan el juego
disfrazándolo de mujer, acción a la que el dócil muchacho no pone
reparos, pues lo único que le interesa es estar cerca de su amada
Barbarina, que habita el palacio con su padre, el jardinero Antonio.
La
inoportuna llamada del Conde, que pide permiso para penetrar en la
alcoba de su esposa, obliga al paje a saltar por la ventana a medio
vestirse con los atuendos femeninos.
Seguidamente
aparece el jardinero Antonio trayendo una carta que ha encontrado
extraviada entre las plantas del jardín. Se trata de una carta amorosa, y
mientras Fígaro no duda que es del Conde dirigida a Susana, el
desconfiado Almaviva deja adivinar que bien puede ser de un enamorado de
la Condesa Rosina, que no se atreve a decir su nombre.
Fígaro
defiende a su patrona con firmeza y se defiende a la vez él mismo de
una posible sospecha, cuando entra Marcelina e insiste sobre la promesa
de matrimonio que se le hizo y espera hacer cumplir.
Entonces
el Conde decide actuar para sacar ventaja y aplaza la boda de Susana
con su prometido Fígaro hasta que se aclare la confusa situación.
Salón
del Palacio del Conde de Almaviva. El Conde intenta poseer a Susana con
la amenaza de que, si no accede a sus pretensiones amorosas, obligará a
Fígaro a casarse con la vieja Marcelina.
Al fin, la astuta sirvienta, fingiendo condescender, le cita para aquella noche en el jardín.
Pero
por un enredo que arma el ladino Fígaro, en el que interviene el
maestro de música Don Basilio, llega a comprobarse que Marcelina es la
propia madre de Fígaro, por lo que no puede aceptar a éste como marido,
quedando así la vieja y su cómplice, el Doctor Bartola, en un tremendo
ridículo.
En
tanto la Condesa Rosina y Susana han decidido poner en práctica la
farsa que habían ideado para castigar la ligereza de los infieles. Cada
una de ellas viste con la ropa de la otra, quedando así convertidas la
señora en criada y la criada en señora. Ya cada una como la otra, se
encaminan hacia el jardín, donde habrán de encontrarse con sus
pretendientes.
ACTO CUARTO
Jardín
del Palacio del Conde de Almaviva. Es una hermosa noche de primavera,
en que la luna alumbra lo justo para distinguir personas pero sin
permitir revelar su identidad.
Mientras Susana aguarda al Conde la Condesa Rosina se esconde en otra parte del jardín.
Aparece el paje Cherubino y, creyendo que la condesa es Barbarina, las besa apasionadamente.
Los
sorprende el Conde y confundiendo a su esposa con Susana, porque antes
de pertenecerle está en brazos de otro hombre. Aparecen luego Fígaro y
la verdadera Barbarina, quienes, cada uno por su parte, estaban también
citados a la misma hora en el jardín.
Se
produce así en tremendo enredo de identidades que amenaza con acabar
muy mal. Pero la Condesa y Susana deciden poner fin al juego y acreditar
sus respectivas personalidades
El
Conde de Almaviva acepta la lección que tan acertadamente se le ha dado
y promete a su esposa renunciar para siempre a sus andanzas y devaneos
amorosos.
Seguidamente,
para demostrar que no guardará ningún rencor ni ha experimentado el
menor enojo, invita a una gran fiesta a Fígaro con Susana y a Querubino
con Barbarina, en la que se celebrarán bodas por partida doble.
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