27 de abril de 2014

¿ Son las sillas el problema?

Mucho se habla, se discute y se pontifica acerca de las famosas sillitas que como hongos han florecido en las calles sevillanas durante los días de la Semana Santa; curioso que todos pongamos el grito en el cielo cuando el problema no ha surgido hoy, hace algunos años que se sufre, pero quizás los días de lluvia de años pasados originó que su efecto fuese menor y no se ponderase lo crítico de la situación
En primer lugar creo que, aún siendo un problema que afecta a la seguridad de nuestras calles, las sillitas no son sino el reflejo de otros problemas latentes o no tan latentes que los sevillanos hemos "acordado" pasar por alto, tanto el público como las Hermandades y, por supuesto, las autoridades.
Al respecto hay dos facetas a tener en cuenta, por un lado donde se colocan, vías de accesos o evacuación, esquinas, generalmente en grupos más o menos extensos de personas que se colocan unas junto a otras aunque en principio no se conozcan, recordando aquello de " la unión hace la fuerza" y que si colocamos 20 sillas juntas harán más fuerza que una silla aislada. Por el otro lado está el importante cambio de carácter que ha sufrido el sevillano respecto de las bullas, antes cortésmente se cedía el paso y ahora parece que pedir paso a través de un bosque de sillas es delito; se han visto demasiados casos de altercados en este sentido, afortunádamente ninguno ha llegado a mayores.
Dicho esto, intentaré resumir los factores que creo dan lugar a este fenómeno, no pretendo sentar cátedra ni ser quien tenga la varita mágica del origen, desarrollo y solución del problema, solo expondré mi humilde impresión al respecto.
Todos conocemos el centro de Sevilla, el mayor casco histórico de Europa, alguna calle medianamente amplia pero por lo general calles estrechas, con muchas bifurcaciones y esquinas cada 4 metros; el centro de Sevilla es lo que es, no hay más.
Además en Semana Santa este centro histórico queda cortado en sentido norte-sur por la carrera oficial, desde Campana hasta Catedral se establece un pasillo de paso de cofradías que divide en dos la geografía urbana de Sevilla.
Aún así, con todas estas circunstancias, no debería existir demasiado problema para el tránsito de las personas, pero si a esto le añadimos dos factores esenciales, cuales son los cortejos procesionales y el público, tenemos el lío montado.
Respecto a los cortejos las Hdes han ido adquiriendo mayor importancia, sus filas de hermanos se han visto englosadas considerablemente en los últimos 30 años, hemos pasado de una Ssanta restringida en este aspecto a una masificación palpable y notoria. Pero a más abundamiento este hecho ha venido seguido de un cambio en el discurrir de las cofradías, ahora se anda menos, se va más lento y se estiran los cortejos hasta límites inimaginables, hermandades que ocupan desde Campana hasta más allá del Altozano, desde Campana hasta la antigua huerta de Macario, desde Catedral a plaza Museo... esto hace que Sevilla en algunas horas de la tarde o noche quede cortada, seccionada, originando "islas" donde el público se acomoda, pensemos el Martes Santo en la zona Alfalfa, Javieres, San Benito,  San Esteban, Candelaria.. todas usan el eje Francos-Alfalfa-Laraña.. a poco que se produzca un retraso y te encuentres dentro de ese hipotético circulo que entre todas forman  quedas aislado y de alguna forma hay que salir de ahí.
La lentitud en el andar, más la longitud del cortejo que hace haya que esperar hasta 90-120 minutos a un paso de palio origina que, o bien te sientas a esperar, no hay narices de aguantar a pie parado, o bien vayas a buscar los pasos, con el consiguiente incordio al cuerpo de nazarenos.
Hay otro factor, creo que también importante; hace años, aún viviendo en la periferia, todos veníamos desde niños al centro, para comprar era habitual visitar las calles José Gestoso, Lagar, Puente y Pellón.. íbamos descubriendo Sevilla poco a poco y luego en Ssanta podíamos circular sabiendo que calles eran importantes o no. Hoy en día la población de la periferia no viene al centro, se queda en los centros comerciales de su  entorno, luego, llegada la Ssanta nos saben circular por Sevilla, se equivocan, no conocen calles y optan por la solución salomónica, me muevo en estas 4 calles que conozco, Tetuan, Cuna, Laraña, O´donell... y claro, si no nos movemos de ese entorno hay que sentarse, se ha cambiado el callejeo habitual por la sentada.
Ante esto hay soluciones, difíciles de aplicar por supuesto, y con graves inconvenientes, estos días se oyen varias y todas hacen hincapié en suprimir, limitar, acotar espacios para sillitas, pero ninguna solución hace referencia al otro desencadenante de la situación, las Cofradías.
Respecto a estas se me ocurren varias acciones a tomar, y aún a riesgo de ganarme la enemistad eterna de algún cofrade, o no tan cofrade, diré alguna, todas matizables y graduables, por supuesto.
Primero hay que concienciar a las Hdad que se hace Estación de Penitencia a la Santa Iglesia Catedral, el resto es SIMPLE itinerario de ida y vuelta, así que habría que obligar a alguna Hermandad a tomar tal o cual camino aún e contra de sus deseos.
En segundo lugar hay que limitar el tamaño de los cortejos, y partiendo de la base de que los números clausus en cuanto a nazarenos no son viables, la solución pasa por comprimir cortejos llevando a nazarenos de 3 en 3 como siempre han ido los penitentes, el nazareno hace Estación de Penitencia y agradecerá el alivio de andar más y mejor.
Respecto a los pasos sería conveniente eliminar esta costumbre actual de dos palos más y 3 cuadrillas, así solo se consigue que el costalero vaya más aliviado, este menos tiempo debajo del paso y no renuncie a su momento de gloria, retrasando de forma anómala el discurrir de la Cofradía, menos costaleros o, en su defecto los que hay, pero a mejor ritmo.
También habría que obligar a las Hdes a marcar tiempo en determinados puntos, no solo en campana, palcos y catedral. No se pueden hacer 200 metros en una hora para en la siguiente hacer 500, hay que homogeneizar la marcha de los cortejos, dotándolos de dinamismo.
Durante el paso por Carrera oficial limitar el número de marchas y tiempo, este año se han visto pasos que han estado en Campana 27 minutos, desde Campana hasta Catedral acortar el tiempo total, no el tiempo de paso de cada Hdad, que debe ser adaptado al tamaño del cortejo, pero si hacer que la circulación en esa zona sea más fluida, eliminando con ello lucimientos y retrasos.
Hemos de ser conscientes que hemos creado un monstruo que por sus dimensiones se está autofagocitando, corremos el serio peligro de morir de exito, cortejos y público tienen hoy unas dimensiones que en mucho exceden de las idóneas para el recinto geográfico donde se desarrolla, si las Hdades ponen de su parte y acortan cortejos y tiempo de paso el público verá con mejores ojos el esperar un tiempo prudencial a una Hdad y no correrá por medio de las filas de nazarenos ni será necesario el uso de tanta sillita en la vía pública, no echemos toda la culpa al espectador, reconozcamos q resulta insufrible esperar a pie parado una cofradia q tarda 90 min. y tiene una longitud de 1200 metros, por ejemplo

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